El inmueble data del siglo XVIII cuando los antepasados de los actuales propietarios, la familia Núñez de Prado lo adquirió al Duque de Baena. Se trata de una casa de labor de dos plantas, ocupando una superficie cercana a los 8.000 m², que ha mantenido su funcionalidad desde el siglo XVIII hasta la fecha, siendo una de las factorías aceiteras en activo más antiguas de la cuenca mediterránea.