Las primeras noticias de este templo se remontan a los tiempos de la conquista de Baena por San Fernando (siglo XIII). Se cree que ocupa el emplazamiento de la mezquita mayor. Destaca en su interior la gran reja plateresca, de importancia similar a la de las existentes en los templos catedralicios más renombrados. También merece ser señalada la escultura de la Virgen e la Antigua, una de las pocas esculturas exentas en piedra policromada del siglo XIV.